“Me hice implantes de interfaz neuronal de 96 hilos con 3.072 electrodos. Digamos que en este momento, tengo un mejor ancho de banda para el desarrollo de mis funciones mentales superiores. Todo comenzó por un accidente automovilístico. Pasé de estar en situación de discapacidad, a tener super capacidades cognitivas y comunicativas. Mi cuerpo híbrido también es artificio”.
“El tratamiento de edición genética al gen TP53 con la técnica CRISPR, sirvió para ajustar las formas de mi cráneo y permitir un mejor desarrollo de mi masa cerebral. Desde hace ya un tiempo había recopilado la información biométrica de los implantes que tengo incorporados, sólo faltaba hacer el marco de lectura de las secuencias de mi ADN para hacer el Biohacking que hizo posible mi transformación. Aproveché para cambiar los registros de mi cuerpo informático y ajustar algunos neuromarcadores que generaban mis usuales estados de ánimo depresivos”.
“Me hice algunos retoques faciales y quedaron muy naturales. He aprovechado el cultivo de células madre de tejido tegumentario para hacer la bioimpresión de los injertos en la dermis de mi cuello y cabeza, creo que va muy bien con los resultados de la oculoplástia. Ahora, me siento muy emocionada con estos nuevos órganos ciber-auditivos que se integran a mi sistema vestibular orgánico para crear sensaciones de orientación satelital”.
“Me incorporé en este cuerpo técnico porque necesitaba seguir con mi vida. Estuve entrenando la inteligencia artificial con miles de tareas cognitivas. De hecho, he dejado todo mi conocimiento en el algoritmo que también controla los procesos de las redes conexionistas que articulan las partes de mi encéfalo con los integrados del cuerpo técnico que habito”